Llegamos al final de este relato con la visita a una de las zonas más conocidas de la capital alemana: la Isla de los Museos. Si os encanta pasaros horas admirando grandes obras de arte y destacados recuerdos de nuestra historia, habéis llegado a vuestro paraíso particular. Junto al río Spree, se encuentra el conjunto artístico formado por cinco museos: el Museo de Pérgamo, el Museo Bode, el Museo Nuevo o Neues Museum, la Antigua Galería Nacional y el Museo Antiguo.
Y por si esto fuera poco, junto a ellos, se levanta grandiosa la Catedral de Berlín que, por casualidades de la vida, visitamos en plena liturgia, lo que nos permite comprobar la buenísima acústica del templo y las grandes voces que integran el coro.
Nos queda poco tiempo de estancia en Berlín y, ante las recomendaciones que nos hacen aquellos que ya han estado en la ciudad, optamos por visitar el Museo de Pérgamo. Después de leer en varias guías que es habitual encontrar largas colas para sacar las entradas, decidimos comprarlas por Internet antes de comenzar nuestro viaje. Se hace directamente desde la web del Museo, hay que elegir el horario de visita, se llevan impresas y se accede directamente, evitando las colas de taquilla, que, también hay que decirlo, en diciembre (mes de nuestra visita) tampoco abundan.
Dentro del Museo de Pérgamo, nos encontramos una sorpresa tras otra: el Altar de Pérgamo o la puerta del Mercado de Mileto, entre otras, te dejan inevitablemente, con la boca abierta. Y no hay que olvidar recoger la audioguía, que es gratuita, al comienzo de la visita.
Museos aparte… una de las cosas más desagradables de nuestra visita ha sido la continua presencia de obras en la ciudad. Grúas y más grúas adornan el paisaje berlinés y alteran el recorrido por las calles, un recorrido que a veces se convierte en un laberinto, resulta casi imposible hacer una foto en la que no aparezca el saludo de una de esas imponentes grúas que trabajan a destajo.
Y con su grúa correspondiente al lado, dedicamos también una fotografía y unas líneas a otro edificio curioso: el Humboldt-Box, inaugurado en 2011, es una construcción moderna, que nació con el fin de informar al público de los avances y el uso futuro del proyecto cultural Humboldt Forum. Sobre un área de 3.000 metros cuadrados distribuidos en cinco pisos se presentan ahora una gran diversidad de exposiciones.
Con el Humboldt-Box ponemos punto y final a este intenso viaje a Berlín, una ciudad a la que, casi con toda seguridad, podemos decir que volveremos…