El relato de este viaje comienza unas semanas antes de su inicio. Es un viaje previsto para el 29 de marzo, pero su fecha de partida tiene que ser modificada cuando nos enteramos de que se ha convocado una huelga general para ese mismo día. Finalmente, después de pensarlo mucho, decidimos no arriesgarnos y cambiar la fecha del billete de ida, y así, comenzamos este recorrido por el Norte de Italia el 28 de marzo de 2012.
Tomamos un vuelo de Easyjet que despega puntualmente a las 6.40 de la mañana del miércoles. Se nota que no somos las únicas que han decidido cambiar su billete porque el aeropuerto presenta un aspecto similar al que nos encontraríamos en temporada alta en pleno mes de agosto. Resulta curioso y no solo para nosotras, porque ésa también es la impresión que tiene el propio taxista que nos acerca hasta Barajas. Por cierto, ya que hablamos de taxistas… una regla que siempre se cumple y que no debemos olvidar los que tenemos que tomar un taxi de madrugada y decidimos reservarlo antes de meternos en la cama es la siguiente: si lo pedimos a una hora “x” siempre conviene estar en el lugar acordado al menos diez minutos antes porque el taxista siempre se presentará antes de la hora fijada, algo que puede hacer que se dispare el taxímetro. Una vez más, la regla se cumplió el miércoles, pero como ya conocíamos la regla, el total de nuestra cuenta se quedó en 25 euros (ya sabemos, entre maletas, nocturnidad y alevosía…).
Llegamos también puntuales al aeropuerto de Milán Malpensa. Lo bueno de no facturar maleta es que no tienes que perder una hora en esperarla y sufrir los correspondientes nervios por su posible pérdida. Lo peor… el tener que convertirse en ingenieros para conseguir que quepa lo necesario para cinco días de turismo en una maleta de cabina y esos nervios previos por si cabrá o no cabrá en los “medidores” de la compañía aérea.
Nada más salir del aeropuerto, nos encontramos la parada de los autobuses que se dirigen hasta la Estación Central de Milán. Por 7,50 euros podemos hacer ese recorrido. Nosotras tenemos la suerte de encontrar una promoción que nos permite comprar tres billetes por el precio de dos, así que por 15 euros compramos los que necesitamos.
En la Estación Central tomamos un tren regional que tarda algo menos de dos horas en llegar a Turín y cuesta 11,10 euros. Hay distintos precios, según optemos por viajar en primera o segunda clase, pero después de comprobar cómo se viaja en segunda, tenemos que decir que la experiencia fue totalmente satisfactoria y merece la pena ahorrarse casi cinco euros por persona.
Nuestro tren termina su recorrido en la Estación de Torino Porta Nuova. A unos 10 o 15 minutos (según la fuerza que tengan nuestras piernas en ese momento) se encuentra el hotel que hemos reservado a través de Booking: Hotel Tomato Backpackers (66 euros la habitación triple). La verdad es que no tenemos más que buenos comentarios para este alojamiento: está muy cerca de todos los lugares de interés, a escasos metros del río Po, el personal es muy atento, la habitación muy amplia y limpia…
Después de patear por las calles de Turín durante horas y horas, tenemos que decir que es una ciudad más que recomendable. De ella destacamos la Plaza de San Carlos y la del Castello, el Palacio Real, la Catedral de San Giovanni (donde podemos ver una réplica de la Sábana Santa) y el Museo Egipcio (es el segundo más importante del mundo y la entrada tiene un precio de 7´50 euros). Tampoco podemos dejar de dar un paseo por una de las márgenes del río Po, lugar ideal para desconectar después de una intensa jornadas de visitas turísticas.
Y mención aparte merece el Museo del Cine, ubicado en un edificio que es santo y seña de esta ciudad: la Molle Antonelliana. Si el vértigo nos lo permite, podemos subir en el ascensor que se encuentra en la parte central de la Molle (subida + museo: 9 euros) y deleitarnos con las mejores panorámicas de Turín.
La entrada para visitar únicamente el Museo del Cine cuesta 7 euros y, tras recorrerlo con detenimiento, las que comparten este viaje coinciden en señalar que es uno de los mejores museos que han visitado en su vida. No es comparable al Louvre o a la National Gallery, es otro estilo de museo, apto para todos los públicos y capaz de conseguir captar nuestra atención durante casi cuatro horas. A lo largo de sus cinco plantas, podemos conocer la prehistoria del cine, fotografiarnos con los actores que nos han dejado huella, aparecer en secuencias de conocidas películas e incluso pisar escenarios de títulos que perviven en nuestra memoria. Los amantes del cine tienen una cita obligada con este museo y los que no lo son tienen una gran oportunidad para empezar a enamorarse de él.
En cuanto a la comida, en Turín encontraremos mil y una propuestas para degustar la exquisita comida italiana. Hay precios para todos los bolsillos: restaurantes caros o más asequibles como la Pizzeria Ristrotto (12 euros por persona). Y claro está, siempre tenemos la opción de comer mientras seguimos visitando la ciudad a base de porciones de pizza que encontramos en numerosas tiendas, pizzas con todo tipo de ingredientes y que podemos comprar junto con la bebida por cinco euros (porción+refresco).
Para desayunar, recomendamos una cafetería próxima al hotel donde nos alojamos: Samambaia (capuccino + croissant: 3´20 euros), un acogedor local, decorado de forma clásica, que nos ofrece un café y una bollería deliciosos.
Y con todos los buenos recuerdos que nos deja este día y medio en Turín volvemos a tomar de nuevo el tren el jueves para ir esta vez hasta Bérgamo, donde instalaremos nuestro “campamento base” durante los próximos tres días. Ciao Torino!
Fantastic work composing Norte de Italia. Parte I | Qué
barato es viajar.
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