Países Bálticos. Parte V

Para muchos españoles hablar de Tallin es hablar de Eurovisión. Y es que fue el Festival que se celebró en la capital de Estonia, en el año 2002, el más seguido por la audiencia española, ya que se calcula que cerca de 14.300.000 personas estuvieron pendientes de la actuación de aquella «triunfita» llamada Rosa López y sus acompañantes en el Sakuu Suurhall Arena.

La estrecha relación entre Estonia y este certamen de la canción no es casual. La música tiene en este país un significado especial, puesto que está muy ligada a su cultura. De hecho, uno de los recintos más espectaculares de la capital es el imponente «Campo de las canciones», lugar que alberga cada cinco años el Festival de la canción de Estonia, donde participan grupos llegados de todos los puntos del país, que además de actuar por separado, lo hacen de forma colectiva, de modo que pueden escucharse las voces de cerca de 30.000 personas cantando al unísono.

Dejamos el «Campo de las canciones», ubicado a las afueras de la ciudad, y nos trasladamos a la parte antigua. Para que nuestro recorrido sea lo más completo posible y cómodo al mismo tiempo, decidimos empezar por la parte alta. Una vez dentro del recinto amurallado de Tallin, el primero de los edificios que nos deja con la boca abierta es la catedral ortodoxa de Alexander Nevsky, construida entre los años 1894 y 1900.

En la parte alta de la ciudad también encontramos dos miradores que nos permitirán disfrutar de las mejores panorámicas y, como no, tomar las típicas fotos del «yo también estuve allí». En la línea del cielo de Tallin, destaca el campanario de la Iglesia de San Olav, el edificio mas alto de la Europa medieval. Data de 1267 y la construcción actual es de estilo gótico.

La capital estonia es una ciudad pequeña y es fácil recorrerla a pie, de hecho, es más que recomendable perderse por sus calles e ir descubriendo las angostas calles y las peculiares casas que encontramos en nuestro recorrido. Y paso a paso llegamos hasta la plaza del Ayuntamiento, plaza que preside este edificio municipal de estilo gótico construido en los primeros años del siglo XV. Pasar aquí el día nos permite viajar en el tiempo y trasladarnos a una época lejana donde los comerciantes ataviados con sus trajes de época medieval nos ofrecen productos artesanales.

En una de las esquinas de esta plaza, encontramos una de las farmacias más antiguas de Europa. Podemos visitarla porque aunque aún sigue funcionando como tal, también acoge una especie de anticuario donde se exponen numerosas piezas de hace años, una tienda de souvenirs y, como no, varios ejemplos de medicamentos medievales.

A la hora de comer, Tallin pone a nuestra disposición un sinfín de restaurantes de todo tipo, pero como ocurre en las grandes ciudades, el precio del cubierto va asociado a la localización del establecimiento. Así, si decidimos sentarnos en las terrazas que en época estival se instalan en la Plaza del Ayuntamiento, pagaremos algo más pero a cambio, podremos disfrutar de espectaculares vistas mientras comemos, ya sea en un restaurante italiano o en uno de comida típica estonia. Un capítulo especial merecen los amantes de la cerveza que tienen en la capital del país uno de sus paraísos: «La casa de la cerveza» («Beer House»). En Estonia es casi imposible encontrar vino de la tierra, pero en tipos de cerveza pocos la superan.

Es complicado resumir todo lo que Tallin nos ofrece en unas líneas, por eso aquí os dejamos varios enlaces para seguir disfrutando de esta ciudad:

– Tallinn Tourism: http://www.tourism.tallinn.ee/eng

– Guía de Tallinn: http://www.guia-tallinn.com/

– Guía de Viaje a Tallin y Estonia: http://www.estonia-tallinn.com/