Lagunas de Ruidera, Alcázar de San Juan y Campo de Criptana

Lagunas Ruidera 4Un fin de semana da para hacer maravillas. El secreto está en tener ganas de disfrutar y llevar la mente bien abierta. De ese modo, siempre será más fácil encontrar un plan B cuando el A no salga como esperábamos.

Nuestro destino de finales de septiembre son las Lagunas de Ruidera. Puede que no sea el mejor momento para visitarlas, a la vista de la falta de lluvias y la alarma por sequía, pero estamos seguras de que no nos va a decepcionar. Tras cerca de tres horas de viaje desde Mérida, llegamos a nuestro alojamiento: el Aparthotel Doña Ruidera, ubicado en la localidad de Ruidera (valga la redundancia), junto a las lagunas. De hecho, reservamos una habitación que nos ofrece unas vistas inmejorables hacia una de ellas. La reserva la hacemos directamente a través de la web del Aparthotel, ya que el precio es prácticamente la mitad del que nos ofrecían otras páginas en las que solemos buscar habitualmente. Y tras pasar por este lugar, tenemos que decir que todo son comentarios buenos hacia él, tanto el trato recibido en recepción, como todo lo relativo a comodidad, limpieza y calidad del desayuno. Sin duda, muy contentas con la elección.

Lagunas Ruidera 5En el propio alojamiento nos indican los recorridos que podemos hacer por el Parque Natural y nos decantamos por una ruta a pie, bordeando una de las lagunas. Nuestro camino comienza la mañana del sábado, junto al cementerio de Ruidera. Allí se puede aparcar el coche, y empezar a andar para descubrir el entorno. A pocos metros del cementerio, se encuentra la Cascada del Hundimiento. Siguiendo las indicaciones, llegaremos a un mirador desde el que podemos tomar las mejores fotografías de este regalo de la naturaleza.

Lagunas Ruidera 3

Después, deshacemos lo andado y tomamos la senda que a lo largo de ocho kilómetros nos va a permitir conocer de cerca parte de las lagunas. Tras el recorrido que se extiende por la orilla, llegamos a uno de los chiringuitos que hay en la zona y hacemos una merecida pausa para reponer fuerzas. Por cierto, en éste y otros locales del entorno, se pueden alquilar tanto barcas a pedales como kayaks para acercarse a las pequeñas cuevas que se han formado en las rocas.

Lagunas Ruidera 1

Tras el descanso, regresamos a Ruidera, caminando por el arcén de la carretera. Nuestro siguiente destino es el Castillo de Peñarroya.

La carretera que nos lleva hasta allí es estrecha, con bastantes curvas y hay que tener mucha precaución porque continuamente tendremos que adelantar a ciclistas. Aún así, merece la pena acercarse a este edificio, ubicado en un lugar estratégico, con unas hermosas vistas y pegado a una presa, que en el momento de nuestra visita, nos deja ver la escasez de agua que sufre la zona.

Para terminar la jornada, nada mejor que dirigirse al mirador que se encuentra cerca de nuestro alojamiento, uno de los puntos más altos del pueblo que nos permitirá contemplar una preciosa puesta de sol, sobre todo, si tenemos la suerte de subir a este punto un día sin nubes.

Puesta de sol Ruidera

El domingo dejamos Ruidera y nos marchamos hacia Alcázar de San Juan, a una hora de distancia. Aprovechamos para pasear por la localidad y acercarnos al Torreón del Gran Prior. Después, volvemos a subirnos al coche para llegar hasta los molinos, que se encuentran en las afueras, en un enclave privilegiado, desde el que tendremos unas espectaculares vistas.

Nos despedimos de Alcázar y vamos hacia Campo de Criptana. Atendiendo la recomendación de una amiga (gracias, Ana), hemos hecho una reserva para comer en el Restaurante Las Musas. Tras perdernos con el coche por el pueblo (con la inestimable colaboración de un navegador que se empeña en obligarnos a hacer giros imposibles y nos invita a aparcar en lugares prohibidos), decidimos dejar el coche bien situado y continuar a pie hasta el Restaurante, que se encuentra en la zona más alta del pueblo, en la explanada de los molinos, santo y seña de esta bonita localidad manchega. Nosotras no disponemos de mucho tiempo para visitarla, pero si no es vuestro caso, os recomendamos que la pateéis porque lo poco que vimos, nos dejo muy buen recuerdo.

Llegamos al Restaurante `Las Musas´, que a la hora de comer, se encuentra lleno de gente. Nos dan una mesa en la zona más alta del local y, mientas almorzamos, podemos contemplar parte de los molinos que nos rodean. Si alguien se está preguntando cómo sale de precio el que es uno de los restaurantes más famosos de la zona, creemos que lo más adecuado sería decir que podéis adaptar sin problema la cuenta a vuestro bolsillo. Como ejemplo, nosotras tres optamos por pedir varios platos para compartir (un pisto manchego de la casa, quesos variados, palomitas de foie y queso frito de Valdivieso), vino, refrescos y café. Todo nos costó 55 euros, así que no se salió de nuestro presupuesto.

Molinos Campo de Criptana 1

Con el estómago lleno, nos acercamos a ver mejor a los gigantes de Don Quijote que, sin duda, tienen un encanto especial y te invitan a hacer fotos sin parar. Cualquier encuadre parece mejor que el anterior, pero se nos echa el tiempo encima y hay que regresar a nuestro punto de partida. Antes, eso sí, entramos en una tienda de productos típicos (`Saborea Criptana´) para que los que se han quedado en casa disfruten también de los manjares manchegos.

Ahora solo queda volver al coche y prepararnos para recorrer los kilómetros que nos separan del hogar. Cerca de tres horas de viaje hasta Mérida, que esta vez realizamos pasando por Toledo, en lugar de por Ciudad Real, como hicimos en el viaje de ida ¡Nos vemos en el próximo viaje!