PROPUESTAS – Fin de semana de mediados de septiembre. Poco a poco se va el verano, pero eso no impide que durante este viaje pisemos la playa de Peniche, una localidad portuguesa, situada en el distrito de Leiria, con cerca de 15.600 habitantes. Pocos son los atrevidos que deciden zambullirse en las aguas bravas y frías del Atlántico por estas fechas, pero la playa está llena, sí, de surfistas deseosos de grandes olas. Y durante nuestra visita las tienen.
La playa de Peniche está rodeada de dunas, es amplia y, cuando la marea está baja, invita a los visitantes a dar un relajante paseo sobre la suave arena fina bañada por el agua. Recomendable al cien por cien cuando cae la tarde y poco a poco el sol comienza a despedirse.
En Peniche también encontraremos el Cabo Carvoeiro. Las olas rompen con fuerza en esta zona rocosa y esculpen la piedra creando formas curiosas. Desde el mirador, se divisan las Islas Berlengas, unas islas que podemos visitar en barco durante los meses de verano (sólo hasta el 15 de septiembre, de ahí que no las incluyéramos en nuestra ruta).
En esta localidad portuguesa, se puede visitar también su fortaleza, concluida en el siglo XVII, y sus iglesias, como la de San Pedro o la de la Misericordia. Y en cuanto a gastronomía, aquellos que suelen visitar la zona recomiendan sus marisquerías. Sus dulces tampoco se quedan atrás, ahí están los pasteles de Peniche y los bizcochos de almendra que llaman “Esses”, además de los conocidos como “Amigos de Peniche”.
Y de Peniche nos vamos a Óbidos. Sólo 26 kilómetros las separan. Óbidos desprende un encanto especial, que se aprecia nada más llegar. Su muralla se encuentra en un admirable estado de conservación y permite a los turistas recorrerla de principio a fin. Eso sí, no es muy recomendable para aquellos que sufren de vértigo, ya que hay puntos donde la altura que se alcanza es mucha y lo que es peor, carece de protección hacia la parte interna. Por eso, cuando dos personas que van en dirección contraria se cruzan, mejor situarse en el lado de la muralla.
Pero consejos aparte, destacaremos de Óbidos también la Puerta del Burgo, puerta principal de la villa, construida en 1380; el castillo; la Torre Albarrã o la Iglesia de la Misericordia, entre otros edificios.
Además, es prácticamente una obligación probar el licor de Ginja, típico de la zona. Varios locales ofrecen degustaciones gratuitas en la calle de las tiendas y otros por un euro o poco más proponen disfrutar del licor en un vasito de chocolate.
Antes de poner punto y final a esta visita, tenemos que recordar que nos movemos por una zona atestada de peajes, por lo que si queremos visitar varios pueblos tendremos que ir preparados para sacar el brazo por la ventanilla cada pocos kilómetros. Eso o, si no tenemos demasiada prisa, optar por otro tipo de vías con más historia.