Cuando nos hablan de un templo a medias, de una gran construcción inacabada, lo habitual es que pensemos enseguida en la Sagrada Familia de Barcelona. Sin embargo, no es el único proyecto ambicioso que no llegó a ser la gran obra que se dibujó en la mente de su creador.
Cuentan que lo que ahora es la Catedral de Valladolid o, para ser más precisos, la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción representa solo el 40 o 45% del proyecto de Juan de Herrera.
Las obras comenzaron a finales del siglo XVI. La idea principal contemplaba varias torres, pero hoy vemos que solo se llegó a levantar una. La falta de recursos hizo que este edificio herreriano con añadidos barrocos se quedara lejos de lo que debía ser una de las catedrales más grandes de Europa.
Pero todo lo que en principio parece ser una sucesión de elementos en contra se olvidan cuando nos situamos ante ella. Majestuosa, deslumbra al que se coloca delante y levanta la mirada, queriendo alcanzar con ella el fin de la torre que corona la estatua del Sagrado Corazón.
El interior de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción es sobrio, aquí la piedra oscura es la protagonista, pero la luz llega a raudales cuando subimos a la torre. La actual, de 1880, nos permite disfrutar de unas vistas privilegiadas de Valladolid. Sus 70 metros de altura se dividen en tres tramos: a dos podremos llegar en ascensor y el último lo haremos ascendiendo por la escalera.
En la subida a la torre, descubrimos varios espacios en los que podemos ver la garita del campanero, la matraca de grandes dimensiones con la que convocaban a los oficios de Semana Santa, el reloj y las campanas. Por cierto, una vez que el guía haga sonar esa matraca, comprenderemos en toda su plenitud el significado de la famosa expresión («no me des más la matraca») que se utiliza para espantar a aquellos que nos torturan con su pesadez. Sus estridentes golpes se meten en la cabeza y cuesta sacarlos de ahí.
Desde el punto más alto, a los pies del Sagrado Corazón, y soportando como valientes el viento que golpea fuerte en este punto, podremos contemplar la estructura del edificio herreriano de la Catedral, la Iglesia de la Antigua, la Universidad, la Plaza Mayor y otros edificios históricos de la ciudad; además de los pueblos que rodean la capital de Castilla y León. La visita, sin duda, merece la pena.
Enlace de interés: Visita a la Torre de la Catedral
Qué barato es viajar 