La segunda parte de este relato tiene como protagonistas a las islas que rodean Venecia o, al menos, a tres de ellas: Torcello, Burano y Murano.
Comenzamos el día dirigiéndonos a la que se encuentra más alejada de la famosa ciudad de los canales: Torcello. Para ir hasta allí, tomamos el vaporetto número 3 en la parada próxima a Piazzale di Roma (donde nos deja el autobús que nos lleva desde Mestre).
En esta ocasión, para desplazarnos hemos comprado un bono de 24 horas que cuesta 20€ y que es válido tanto para autobuses como para vaporettos.
La línea 3 del vaporetto nos lleva hasta la parada de Murano Faro, donde bajamos y esperamos a que llegue el que recorre la línea 12, que nos trasladará hasta Torcello. En esta pequeña isla, viven poco más de una docena de personas. Sobresale la Basílica de Assunta, una construcción bizantina de hermosos mosaicos donde priman los tonos dorados. Junto a ella, encontraremos un pequeño museo que expone los restos encontrados durante la rehabilitación de la Basílica y en sus alrededores.
Por cierto, llegados a este punto, y teniendo en cuenta que a todos se nos puede presentar la necesidad, conviene explicar que el uso de los baños públicos de la isla (y de gran parte de la ciudad de Venecia) solo podrá hacerse previo pago de 1,5€ por persona.
Para ir de Torcello a Burano, volvemos a tomar el vaporetto número 12. Recomendamos, eso sí, que cada vez que se llegue a una de las islas, se tome nota de los horarios de salida de los próximos barcos. De ese modo, podremos aprovechar al máximo cada visita y no tendremos que perder demasiado tiempo esperando a que llegue el siguiente.
Una vez en Burano, tenemos que decir que parece una isla sacada de un cuento. Cada casa compite con su vecina por mostrar el color más llamativo, más estridente. En definitiva, es una fiesta de colores que conquista a cualquiera. Aquí, nuestra recomendación va dirigida a la batería de vuestras cámaras, indispensable llevarlas bien cargadas porque querremos llevarnos un recuerdo de cada esquina.
A la hora de comer, en Burano encontraremos varios restaurantes donde abunda el pescado, pero hay que tener cuidado porque, como suele ser habitual, su precio en la parte más turística suele ser bastante elevado.
De nuevo, subimos al vaporetto número 12 para volver a Murano. Nos bajamos en la parada Murano Faro y nos dirigimos hacia el canal principal. Por el camino, vamos dejando a ambos lados de cada calle decenas de tiendas donde se pueden comprar todo tipo de figuras elaboradas con el famoso cristal de Murano. Los escaparates de estos negocios se
convierten en auténticas vitrinas de museo y es inevitable quedarse con la boca abierta ante muchos de ellos. Además, junto a algunas de estas tiendas se encuentran los talleres donde se elaboran las piezas y, aprovechando las puertas abiertas del verano, podremos deleitarnos con la maestría de estos artesanos.
Y cuando el calor aprieta ¿qué mejor forma de plantarle cara que con un helado artesanal? También en la zona del canal principal encontraremos algunas de las mejores heladerías de esta isla, que se convierten en paradas obligatorias para cargar pilas y emprender el camino de vuelta a Venecia. Ahora, toca deshacer el camino hecho y, por tanto, toca volver a coger el vaporetto número 3 que nos llevará a nuestro destino.