Crucero por las Islas Griegas

Éste ha sido nuestro primer crucero y, una vez finalizado, podemos asegurar que no será el último. Si pusiéramos en una balanza los pros y los contras que nos hemos encontrado en el camino, los primeros pesan más que los segundos, por eso, es inevitable empezar a pensar en el próximo destino al que llegaremos en barco… Hasta entonces, toca detenerse en el que nos ha llevado a establecer un primer contacto con Grecia. Este país era una de nuestras asignaturas pendientes y, tras acercarnos a él, tenemos claro que volveremos para conocerlo con más detenimiento.

Este viaje, que contratamos con la compañía española Pullmantur, comienza un 2 de julio. Nuestro barco, el Horizon, parte del Puerto griego del Pireo, cerca de Atenas. En Madrid, tomamos un vuelo que nos lleva en alrededor de tres horas hasta la capital de Grecia. Una vez allí, tenemos la opción de visitar la Acrópolis, contratando una de las primeras excursiones que nos ofrecen, o dirigirnos directamente hasta el barco en los autobuses que esperan en el Aeropuerto. Optamos por la primera de las opciones y, a pesar del intenso calor que sacude Atenas en esas fechas, disfrutamos de una visita de ésas que tardaremos en olvidar.

Después de la excursión, nos conducen hasta el puerto. Si hemos sido previsores y hemos hecho el check-in a través de internet (se cierra unos días antes del de partida), podremos saltarnos la larga cola que se forma antes de subir al barco. Si no es así, tendremos que esperar con paciencia nuestro turno para, al igual que ocurre cuando llegamos a un hotel, nos tomen los datos y nos preparen la tarjeta que se convertirá en nuestra más fiel compañera durante todo el viaje. Para los que no hayan hecho nunca un crucero, os contamos que es necesario vincular esa tarjeta a una de crédito. Con ella, pagaremos los gastos que hagamos en el barco (no tienen por qué ser muchos, ya que viajamos en régimen de Todo Incluido) y, por tanto, no es necesario manejar dinero en metálico mientras estemos a bordo. La misma tarjeta también nos servirá para subir y bajar del Barco 7barco, y para identificarnos cuando así nos lo pidan.

Pasados los trámites, toca descubrir los recovecos de este medio de transporte. Dentro, se te olvida dónde estás. El Horizon puede parecer pequeño si lo comparamos con otros gigantes que surcan los mares, pero para nosotros es más que suficiente y no echamos nada en falta. Un camarote amplio, con su baño incorporado; un restaurante donde comer a la carta con un menú diseñado por el chef Paco Roncero; otro restaurante para comer en plan buffet; la cafetería; la discoteca; el casino; el área de la piscina; el teatro… y más de 600 personas en una tripulación que pone todo de su parte para que te sientas como en casa.

 

El propio crucero te oferta nada más llegar al barco (e incluso antes, a través de internet) una gran variedad de excursiones que te permiten descubrir lo más interesante que se puede encontrar en cada una de las paradas previstas. Se pueden contratar con la compañía Pullmantur o hacerlo en otras webs que organizan excursiones para cruceros, como es el caso de Shore2Shore. Contratar las visitas con empresas diferentes tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La parte positiva es que nos permite conseguir precios más bajos. En la parte negativa, hay que explicar que no nos concede salida preferente del barco, por lo que habrá que solicitar el ticket correspondiente a primera hora y estar pendientes de la megafonía hasta que citen la letra que nos han asignado.

Nuestro crucero por las Islas Griegas tiene programado el siguiente recorrido:

2 de julio: El Pireo (Atenas)

3 de julio: Mikonos

4 de julio: Volos

5 de julio: Navegación

6 de julio: Chania (Creta)

7 de julio: Santorini

8 de julio: Nauplion

9 de julio: El Pireo (Atenas)

La mayoría de los días el barco navega durante la noche y descansa durante el día, excepto después de abandonar el Puerto de Volos. En esa ocasión, nos pasamos embarcados casi dos días. Aún así, el tiempo pasa rápido porque no faltan las propuestas para todos los gustos: piscinas, spa, gimnasio, conciertos y un sinfín de actividades que prepara incansablemente el equipo de animación.

Algunas veces, el barco no llega a puerto y fondea a corta distancia. En esos casos, ponen a nuestra disposición unas barcas más pequeñas que acercan por grupos a los pasajeros hasta el puerto. Esa situación se presentó, por ejemplo, el primer día, cuando visitamos Mikonos. La isla es conocida por sus casas blancas e iglesias de cúpulas azules. No hay que perderse sus molinos y la conocida como Pequeña Venecia. Se recomienda callejear y, por qué no, admirar los variados escaparates, aunque si no nos sobra el dinero, mejor dejar las compras para otros lugares con precios más ajustados.

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En Volos, no podemos dejar de acercarnos a los famosos Monasterios de Meteora. Para los monjes estas grandes rocas se convirtieron en época medieval en un refugio ideal, ya que ofrecían el aislamiento que buscaban y les protegían frente a los saqueos de los bandidos.

En la Isla de Creta, visitamos dos ciudades: Chania y Rétino, solo una pequeñísima muestra de la gran riqueza de esta isla que pide una larga visita a gritos. Por el momento, estas dos localidades son un ejemplo más de la variedad de estilos que comprende este país. En las calles de Chania y Rétino vemos la huella que ha dejado el paso de los italianos… Da gusto perderse por ellas y contemplar los edificios renacentistas, sus puertos venecianos y sus puertas medievales.

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La siguiente parada nos lleva a la Isla de Santorini. En ella, visitamos las ciudades de Oía y Fira, ambas ubicadas en la parte alta de la isla, con construcciones que caen en cascada y cuyos balcones nos ofrecen unas vistas espectaculares. Tanto para subir a la parte alta, como para bajar de la misma, podemos hacerlo por varias vías: con el funicular (6 euros el trayecto); por los escalones; o utilizando el medio más típico de la isla, los famosos burritos de Santorini. En la zona, no son muy partidarios de subir sobre estos animales, sobre todo, porque consideran que sufren bastante bajo el duro sol del verano y porque no garantizan la seguridad de los viajeros, ya que van unidos unos burritos a otros y el tropiezo de uno podría provocar una desgracia en cadena.

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Nuestro viaje va llegando a su fin… En Nauplion, visitamos la Fortaleza de Palamidi, desde la que tenemos unas impresionantes vistas de la ciudad y el puerto. Después, nos desplazamos en autobús hasta la Antigua Micenas para contemplar, entre otras construcciones, la famosa Puerta de los Leones y el conocido como Tesoro de Atreo.

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El lunes, 9 de julio, este recorrido termina donde empezó, en el Puerto del Pireo y lo hace después de habernos dejado un sinfín de buenos recuerdos.